No es casualidad, es colorimetría

Así se sienten algunas mujeres sin saber por qué.

Un día se ven radiantes.
Al siguiente, se ven apagadas.

Y no ha cambiado nada: ni su piel, ni su humor, ni su maquillaje.

Solo el color que llevan cerca del rostro.

Esto que te cuento afecta directamente a cómo te ves,
pero sobre todo, a cómo te sientes.

Y no, no es una cuestión de moda ni de gusto.

Es colorimetría:
la ciencia —y la magia— que explica por qué ciertos tonos te iluminan
y otros te roban la luz sin que te des cuenta.

Hace poco, una clienta me dijo riendo:

“Desde que sé mis colores,
todo el mundo me dice que estoy radiante sin saber por qué.”

Y no es que haya cambiado nada fuera…
es que ahora su color acompaña su energía,
en lugar de luchar contra ella.

Podría decirte que vengas a mi taller,
pero prefiero retarte a algo más divertido:
mañana, mírate al espejo con tu color favorito
y pregúntate si realmente te hace brillar.

Si no lo tienes claro,
quizá sea momento de descubrir por qué.